Por: José Fernando de Santiago Herrera.

En Minnesota, con mucho frío,

los de Rodríguez no temen al peligro.

Son de San Miguel de Allende, un lío, para la Muerte, que busca castigo.

Andaban en el techo, muy gallardos,

poniendo shingles y brea sin cesar.

La Flaca, con sus ojos pardos los vio

y les quiso el alma robar.

«¡Quítense de mi camino, ruferos,

que este techo es mi morada ya!»

Ellos, hombres de acero, meros meros,

le dijeron: «¡Aquí no, mi’ amá!»

Ni el hielo ni el viento los detienen, trabajan duro para su familia.

La huesuda se fue, pues bien saben, que con los de Rodríguez, no hay nada más que hacer!

Se llevó a otro por ser más flojo,

y a ellos los dejó seguir techando.

Con su acento de San Miguel, un antojo,

siguen a la muerte burlando.

Dedicada para los ruferos de Los Rodríguez que radican en Minnesota de parte de José Fernando de Santiago Herrera.